Huaves – Mero Ikooc
Esta semana decidí investigar un poco acerca de los pueblos indígenas de Oaxaca y descubrí a los Huaves. Así que aquí hay unos cuantos datos sobre ellos.
Los huaves o mareños se localizan cerca del Golfo de Tehuantepec. Las principales poblaciones huaves están en San Mateo del Mar, San Francisco del Mar y San Dionisio del Mar. Estos son municipios que dependen políticamente del distrito de Tehuantepec.
Lengua
La filiación lingüística del huave es incierta. Los huaves dicen que su lengua proviene de Perú o Nicaragua mientras que otros especialistas opinan que viene del zoque-maya-totonaco o del macro mixteco.
Salud
Los huaves clasifican las enfermedades en dos grandes categorías: las que son enviadas por Dios, leves y de carácter epidémico, y aquellas causadas por una acción humana o por la intervención directa de algún difunto. El neandïy siï t, "conocedor de la vena", examina el pulso derecho del paciente para detectar la naturaleza de la enfermedad. A partir de su diagnóstico se acude a otros especialistas que llevarán a cabo los tratamientos terapéuticos adecuados. La primera categoría, además de reconocer las enfermedades que pertenecen a la gnoseología occidental, abarca los malestares que son provocados por la oposición entre "frío" o "calor" y que, preferentemente, se limitan a causas intestinales.
Las enfermedades de la segunda categoría, conocidas como narangïc suelen, por el contrario, asociarse a condiciones emotivas tales como la ira, la depresión o el temor. Su tratamiento no sólo exige la intervención de un especialista, sino también la ejecución de una larga ceremonia presidida por el neasomïy.
Artesanías
Mientras que la fabricación de redes y atarrayas está a cargo de los hombres, el bordado de servilletas, huipiles y manteles es propio de las mujeres.
Organización social
Los huaves estructuran su vida social a partir de un sistema de cargos jerarquizado que obliga a los hombres de la comunidad a cumplir, de manera gratuita, con los cargos que les sean asignados. Se organizan en torno a dos poderes: el religioso y el municipal. La organización jerárquica del primero se compone de cinco escalafones que concluyen con el cargo de maestro de capilla, máxima autoridad de la iglesia. La organización del segundo es mucho más compleja y se articula en tres niveles que contienen 13 cargos. El nivel superior puede dividirse en dos subgrupos: el mayor, el juez de mandato, el suplente del alcalde y el suplente del presidente municipal por un lado, y el alcalde y el presidente municipal por el otro. Hasta el segundo nivel la naturaleza de los cargos es obligatoria y clausura el ciclo de servicios que todo hombre debe ofrecer a la comunidad; los cargos del último nivel son, por el contrario, puestos electivos a los que sólo se accede por el consenso comunitario.
Las funciones civiles están ligadas a la actividad ceremonial ya que el orden de la estructura municipal supone un conjunto de obligaciones rituales vinculadas con el nivel y tipo de cargo que se ocupa. A los cargos más altos, es decir, presidente municipal y alcaldes, corresponde solicitar la lluvia y el bienestar para la comunidad. En el universo de los huaves, estas dos figuras representan simbólicamente dos mundos opuestos y convergentes: el terrenal y el divino. Mientras que el poder presidencial se circunscribe a un campo administrativo, el poder del alcalde se sustenta sobre un vínculo entre éste y las divinidades locales: monteoks y nahuales.
Cosmogonía y religión
Los huaves son mayormente católicos. Las prácticas y los cultos que gobiernan su vida religiosa son, en su gran mayoría, instituciones que provienen de la influencia dominica, que fue fruto de un proceso de evangelización discontinuo que logró establecer una armonía entre las divinidades cristianas y las vernáculas. Entre Dios y los hombres se organiza una amplia cadena de santos, vírgenes y monteoks que fungen como intermediarios y centralizan las actividades del culto.
Antecedentes históricos
Burgoa, en su Geográfica descripción (1674), sugiere que los huaves son originarios de Nicaragua, a partir de que un fraile de ese país pudo entender un diálogo en huave entre un sacerdote y su criado. De esta anécdota se desprendieron dos tipos de hipótesis. Una consistió en buscar inútilmente alguna filiación lingüística con la subfamilia mangue, y otra, que sostiene que los huaves llegaron al Istmo procedentes de Centroamérica, desplazando a los mixes que habitaban ese territorio.
A diferencia de los mixes que mantuvieron una resistencia constante ante las incursiones españolas, las relaciones de los huaves con la administración colonial fueron esencialmente pacíficas. La penetración española en las costas del Istmo estuvo marcada por una alianza establecida entre el señor de Tehuantepec y los nuevos conquistadores, que ofreció a los primeros la fuerza para combatir el señorío mixteco de Tututepec y a los segundos la posibilidad de acceder al Mar del Sur a través del Istmo.
A principios del siglo XVII los dominicos establecieron una doctrina en San Francisco del Mar con San Mateo como segunda cabecera; esta doctrina, dependiente del priorato de Tehuantepec, posibilitó la creación de haciendas y cofradías destinadas a sufragar los gastos del culto. Los conflictos entre las órdenes monásticas y el clero secular trajeron como consecuencia que diversas doctrinas pasaran a la jurisdicción del obispado de Oaxaca. Esto provocó un proceso discontinuo de evangelización y un vacío eclesiástico de más de dos siglos. Este vacío tuvo un efecto decisivo en los niveles de aislamiento de la región huave, ajena a los procesos históricos del resto del país.
La Revolución de 1910 se convirtió en escenario de desplazamientos masivos que tocaron de cerca a los huaves, cuyos jóvenes fueron reclutados para integrar las filas del ejército regular o de alguna de las facciones en lucha. Una de las consecuencias del movimiento armado fue la reducción del territorio huave original, como consecuencia del despojo que llevaron a cabo dichas facciones. Aunado a ello, la infiltración de colonos zapotecos durante el siglo XX provocó no sólo la reducción del territorio sino una serie de conflictos territoriales como el que estalló en 1972 entre las poblaciones de Ixhuatán y San Francisco del Mar; y los de 1978 entre los habitantes de San Mateo y la Liga de Campesinos y Estudiantes de Juchitán.
Por Salvador García Sáez
Fuente de información.
http://www.cdi.gob.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=595:huaves-mero-ikooc&catid=54:monografias-de-los-pueblos-indigenas&Itemid=62